Grace Nehmad

miércoles, 29 de abril de 2020

Reflexiones sobre la Huella en Levinas aplicada,


La huella (Levinas humanismo del otro hombre)

El rostro se escapa a cada instante y nos visita para ayudarnos a crecer a través de atender a su llamado. Viene del infinito, del otro mundo, dice Levinas, pero será como un mundo paralelo abierto en conciencia y que sabe todo lo que nosotros hemos olvidado. Ese rostro que hoy aparece es ya huella de quien fue y es ya otro. En el otro que es, me sacude, me saca de mi rutina conocida para empujarme al saber al que me he cerrado porque lo he olvidado.

      Ese saber que olvidé por miedo quizás quiere recordármelo todo a través del rostro del otro que me abre un puente hacia él. Mi llave de acceso es ese rostro que me interpela y sin embargo, lo olvido una y otra vez. Me pierdo en las demandas interminables materiales de la existencia. Sus cadenas me atrapan. En especial, el orgullo, la soberbia y la codicia. (Perasha tazria y metzora) En especial, la falta de control y conciencia que llevan a hablar sin filtro y normalmente a hablar mal de todo otro como un pájaro desenfrenado (no es raro que en esta porción bíblica se sacrifiquen pájaros como expiación de este mal). No se trata de eso. Se trata de dirigir y redirigir en cuerpo y alma nuestras acciones para tener la capacidad de detenernos y retirarnos de un mundo que avanza hacia su propia destrucción a una velocidad vertiginosa.

      Es necesario escuchar y detenernos, no valorarnos en términos monetarios, en términos finitos, nuestra alma no tiene precio. Aprendamos a vernos en el espejo de nuestra verdad que es el espejo que nos abre el rostro del otro. Nos quejamos de que el otro nos encasilla, pero somos nosotros los que buscamos someterlo con nuestra mirada, dominarlo. ¿cómo podemos liberar a todo otro de nuestras propias anclas?

La desconfianza y el miedo vienen del no querer entregarnos al otro, a nuestra verdad, a nuestro crecimiento y libertad que promete liberar a otros. Al mismo tiempo, ahuyentamos a todo otro cuando no somos conscientes de sus necesidades, de lo que nos quiere decir e invadimos su espacio vital descaradamente, sin ninguna regla ni respeto.

      La Torá nos marca reglas de convivencia y es importante prestarles atención. Somos desenfrenados, no tomamos en cuenta las historias de los demás, sus inquietudes y necesidades. Nuestro yo es enorme y desplaza los colores del otro, centro de mi existencia. Olvidamos una y otra vez que nuestra vida en el planeta fue creada para darse a todo otro y se trata de él, no de nosotros.

En cambio, nos preocupamos de más sobre el qué dirá de mí y que pensará de mí, desde el juicio que hará de mí. Es una distorsión, no vinimos a ser una imagen de lo que el otro quiere de nosotros, vinimos a asistirlo sin importar nuestro yo que más bien emanará a través de pulir nuestras cualidades al servicio del otro.




Fernand Léger Three Women 1921-22






Estos tres personajes son uno en sus facetas, pero como imagen y robotización y no como las partes del alma que vinieron a manifestar y sin embargo, algo de su alma se manifiesta a pesar de todo y es quizá lo que más nos cautiva de esta obra. Vemos a una serie de yo´s tratando de escapar de la imagen que nos hacemos de ellos como si estuvieran presos, acartonados, y a pesar de todo, queriendo salir del encierro y decir su verdad.

       La verdadera luz puede brillar, nos dice Levinas. Entonces se afirma la verdadera universalidad que servirá al universo y se llama mesianismo. Y continúa, concepción peligrosa porque cada uno podría querer su verdad sin compromisos. El peligro está en la politización de la verdad y de la moral. Un midrash cuenta que el primer hombre del universo era tan grande como el universo. El universalismo judío es el del hombre vestido de la altura que separa al cielo de la tierra. Quiere decir antes que nada, que Israel no mide su moral a la política y que su universalidad es el mesianismo o justicia social  misma (Levinas, difícil libertad p148).

      Concluye Levinas esta idea diciendo que antes el judío estaba fuera de la historia universal y después de la emancipación ya no, el sionismo es la apuesta de particularizar lo universal y desde las fronteras de Israel propagar los valores humanos universales (Levinas, dif lib p 149).

      Entiendo entonces que la era mesiánica vendrá en ese Uno al cual todos queremos pertenecer y embonar dentro. Pero para ello creo que debemos hacer un gran trabajo espiritual, dar un gran brinco. Así, me peleo con mis imágenes en la tierra, con mis palabras. Esta semana que la perasha habla de la lepra y de que se adquiere por hablar mal del otro establezco los paralelos, también con la pandemia actual del coronavirus, ¿cómo cuidar nuestras palabras y la imagen de nosotros que reflejamos al exterior? ¿cómo el otro es el único que puede devolverme el impacto de mi imagen y de ahí mi responsabilidad de devolverle una imagen de sí mismo que lo eleve?

      Un hombre enorme, ese podemos ser al elevarnos. Y luego, las distorsiones, las distancias que nos alejan del corazón del Uno. Entonces, me río sin control como el joker, mezcla de nervios y de no aceptación porque no quise ser el acto que materialicé sin conciencia y no ayudé a nadie y quiero ser perdonada, que tengan compasión de mí, pero yo en realidad, no me perdono y no suelto la necesidad de esconderme, de justificarme y la distorsión de este mundo se exacerba y el desfase entre el tiempo interior y el exterior, entre lo que quise decir y lo que fue, entre la palabra y la imagen, aumenta.




Kurt Schwitters Merz Picture 32 A. The Cherry Picture (Merzbild 32 A. Das Kirschbild) 1921


      Merz viene de Kommerz en alemán que quiere decir comercio. A través de este collage de un medio abstracto, penetramos el depositario de la memoria y la materia (Moma 1994).

      Como piezas de un rompecabezas podemos materializar a ese gran hombre a través de todo otro si sus palabras buscan curarnos y no enfermarnos (Sacks, perasha metzora).

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