Grace Nehmad

miércoles, 29 de abril de 2020

Buscar la luz interior y contagiarla en estos tiempos de crisis por la pandemia


Así describe la Odisea:

      …Atenea, la de los ojos de lechuza, se fue al Olimpo, donde dicen que está la mansión eterna y segura de los dioses, a la cual ni la agitan los vientos, ni la lluvia moja, ni la nieve la cubre-pues el tiempo es allí constantemente sereno y sin nubes- y en cambio la envuelve una esplendorosa claridad; en ella disfrutan perdurable dicha los bienaventurados dioses.

Odisea, Rapsodia VI en obras completas de Homero.

      Ésta es una hermosa imagen a la cual aspirar, se parece al infinito, al tiempo sin tiempo de la eternidad que quizá nos dé es mirada clara y segura que nos falta en la tierra. Me parece importante leer textos ahí para aspirar a las sensaciones que nos abren. Si fueron así escritos, quiere decir que tenemos esas imágenes dentro como humanidad porque algo en nosotros las recuerda y somos capaces de volver a ellas, sería quizás como volver a casa y elevarnos, elevando así nuestra dimensión existencial, a todo el planeta.


      Homero pensaba que nuestros orígenes se encontraban en el agua que representaba un estado más puro y esta pureza me hace pensar en el suprematismo ruso de Malévitch salvo que para él esa pureza eran sentimientos, ¿dónde se encontraría la razón para él? Para el mundo griego la razón lo es todo, pero así como el ciudadano para ellos no es el que tiene capacidad de voto, sino el que tiene derecho a ir a los eventos públicos de la polis , ¿de qué razón estamos hablando? Me parece que se trata de esa claridad que describe Homero en la Odisea que involucra a la ética, a la virtud y al corazón, esa no es la razón como la concebimos hoy en día. Parece ser que esto coincide con lo que había yo encontrado antes (Nehmad, 2018).


 Blanco sobre blanco.

Kazimir Malévitch,1918, Moma.

      Esta pureza de los sentimientos y su abstracción me atrae mucho. Lograr esa serenidad de la que hablaba Homero, la dificultad cuando las voces exteriores, lejos de ser sentimientos amorosos puros, están cargadas de negatividad y depresión, ¿Cómo salirme de esas nubes negras que me aproximan los demás? ¿por qué de repente me espejean tanta negatividad y sensación de desesperanza? Pues sí, estamos en el medio de una pandemia y dicen que en México en su peor fase. Pero en otros países ya están regresando a la normalidad. Yo quisiera pensar en que podemos aprender las lecciones de esta prueba y empujarnos hacia adelante con fuerza.

      Los ánimos generales de la gente están decaídos y a todo te dicen que no se puede ni se logrará. Pero yo tengo muchos sueños y sé que si algo se cierra, a la vuelta de la esquina hay algo muy superior para nosotros. Quiero tomar las riendas de mi vida en todo sentido y dirigir mi camino con la ayuda de Dios a cada paso y no empujada hacia donde no debo estar por los intereses y acomodos de otros.  

      Creo que, dadas las circunstancias, es muy importante contagiar alegría y esperanzas. Vale la pena centrarse en los discursos interiores luminosos y no en las negatividades exteriores, con conciencia, claro está.

      El hombre puede ser un lobo para el hombre como nos dice Locke al hablarnos, al igual que Hobbes de la importancia de ceder los derechos a la libertad para hacer un contrato social que beneficie a todos y limite la violencia. Podríamos transportar esta idea a violencia incluso sólo en la palabra, incluso sólo en la energía que se intercambia y me parece que para beneficio social podríamos hacer un acuerdo e intercambiar energía positiva y no predicciones caóticas sin fundamento. Entonces contrasta Kant quién dice como Rouseau que el hombre es bueno por naturaleza y la sociedad lo pervierte. Él nos habla de la voluntad a hacer el bien y no dejarse corromper, ser fin en sí mismo y no medio para otros ni utilizar a otros por interés, como medio. Somos capaces de mantenernos dignos y emanar luz a otros desde todos nuestros ángulos por voluntad de hacer el bien y contagiarlo. Siguiendo las medidas de no contagio, podemos en cambio contagiar nuestra luz y buen humos a otros, nuestras ganas de cambio y empuje para lograr la libertad espiritual soñada que promete nuestra Torá al ser entregada a nosotros como pueblo en unas semanas en shabúot y de ahí para ser compartida y elevar a toda la humanidad, regalo al mundo. Recojamos luz del planeta y compartamos.



Mujer con palmas, Ricardo Martínez, 2000.

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