Se extiende el valle desnudo
ante mis ojos, horizonte abierto.
Abrazo la energía de su silencio.
Escucho la profundidad de sus
cantos mudos y me dejo acariciar
por el rocío que emanan sus
campos verdes.
El tiempo se detiene, mi alma
húmeda, entre las plantas sueña
su fertilidad originaria,
tierra preñada de caminos.
Escojo en su mirada infinita
el sendero de mis pasos.
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