Quiero estar en mi tarea
de este momento y nada,
el reloj me presiona, los libros
acumulados, mis caminos ondulados.
No hay salidas a este laberinto,
sólo gritos, voces que reclaman.
Hago mi mejor esfuerzo y nada
es suficiente. Las calificaciones
son muy importantes, los juicios
y prejuicios.
De niña me daban permiso
de vivir diferente, como mi
corazón me lo dictaba,
sin ponerme un precio,
ni a mí ni a mi obra.
Quiero regresar al mundo
de los permisos, a trabajar
por el placer de hacerlo, para
ayudar siempre jugando,
para amar sin tantas restricciones
y castigos incomprensibles.
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