Estoy en San Miguel y muy padre porque me voy muy adentro y aclaro mis funciones y trabajos en este mundo. Quiero continuar en esta dirección y profundizar y aclarar mis pasos en esta tierra, mis verdaderos caminos. Ya la vida me ha señalado paso a paso los lugares hacia donde no voy y aquellas que son mis verdaderas misiones y parajes en esta nueva etapa de vida. He hecho de San Miguel una casa y voy y vengo. Intercambio puntos de vista y tomo decisiones. Tampoco me dejo tomar el pelo. Ya no. Hago lo que quiero y para donde no voy puedo ir una vez y luego lo abandono. No me interesan todas las búsquedas ni las multitudes. Si me preguntas mis preferencias irás viendo mis nuevos derroteros cada vez más espirituales y más especializados. Ya sé lo que me gusta más y no me miento. He ido rompiendo con todo lo exterior, esas exigencias exteriores que ya no me van. Sí soy un ente extraño para mi medio pero ya voy comprendiendo donde me expando mejor y donde no. Claro que en mi comunidad de aquí estoy muy bien. Mis valores están aquí más claros y verdaderos. En la Ciudad de México ya sólo quiero estar con ciertas personas, tener mis alumnos y mi familia, lo demás no es lo mío. Y ahí voy porque veo que por ser artista muchos tratan de expresar sus valores laxos conmigo, pero no es lo mío y he aprendido a poner mis límites claros. No me atrae nada de eso, quiero mi brillo interior y compartirlo. Pienso que es mi esencia y me tomo de la mano de mi ser interior y avanzo con fe y fuerza.
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