Grace Nehmad

jueves, 31 de enero de 2019

Parasha Truma

Resumen de la Parashá
Éxodo 25:1-27:19
Trumá


El pueblo de Israel es llamado a contribuir con quince materiales - oro, plata y cobre; lana teñida de color azul, púrpura y rojo; lino, pelo de cabra, pieles de animales, madera, aceite de oliva, especias y piedras preciosas – con los cuales, Di-s le dice a Moshe: ”Harán para Mí un santuario, y Yo voy a morar entre ellos”.
En la cima del Monte Sinai, Moshe recibe las instrucciones detalladas sobre cómo construir esta morada para Di-s, de manera de que pueda ser fácilmente desmantelada, transportada y rearmada durante los diferentes viajes del pueblo por el desierto.
En el cuarto más interno del Santuario, tras una cortina bordada artísticamente, estaba el Arca conteniendo las Tablas del Testimonio grabadas con los Diez Mandamientos; en la tapa del Arca había dos querubím (ángeles) tallados en oro puro. En el cuarto exterior se encontraba la Menorá de siete velas y la Mesa sobre la cual se acomodaba el “pan de rostros”.
Las tres paredes del Santuario estaban formadas por 48 planchas de madera paradas, cada una de las cuales estaba recubierta en oro y sostenida por un par de bloques de plata. El techo estaba formado por tres capas de coberturas: (a) tapetes de lana y lino multicolores; (b) una cobertura hecha de pelo de cabra; (c) una cobertura de pieles de carnero y tajash. En el frente del Santuario había una cortina bordada sostenida por cinco postes.
Una serie de cortinas de lino soportadas por 60 postes de madera con ganchos de plata rodeaban el Santuario y el Altar de cobre que se encontraba a su frente. Las cortinas estaban reforzadas por estacas de cobre.


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Nos dice Sacks

Ahora Dios le ordenó a Moisés que llevara a la gente a través de un cambio de roles. En lugar de hacer cosas por ellos, Él les ordenó que hicieran algo para él. Esto no era sobre Dios. Dios no necesita un Santuario, un hogar en la tierra, porque Dios está en el hogar en todas partes. Como dijo Isaías en su nombre: “El cielo es mi trono y la tierra mi estrado. ¿Qué casa, entonces, podrás construir para Mí? ”(Is. 66: 1). Esto fue sobre los humanos y su dignidad, su autoestima.
Con un acto extraordinario de tzimtzum, autolimitación, Dios le dio a los israelitas la oportunidad de hacer algo con sus propias manos, algo que valorarían porque, colectivamente, lo habían logrado. Todos los que estuvieran dispuestos podían contribuir, independientemente de lo que tuvieran: “Hilos de oro, plata o bronce, azul, púrpura o carmesí, lino fino, pelo de cabra, pieles de carnero teñidas de rojo, cuero fino, madera de acacia, aceite para la lámpara, bálsamo Aceites para el aceite de la unción y para el incienso fragante, "joyas para el peto y así sucesivamente. Algunos dieron su trabajo y habilidades. Todos tuvieron la oportunidad de participar: mujeres y hombres, el pueblo en general, no solo una élite.
De ahí la inusual palabra hebrea para contribución, Terumah, que significa no solo algo que damos, sino algo que levantamos. Los constructores del santuario levantaron su regalo a Dios y, en el proceso de levantamiento, descubrieron que ellos mismos fueron levantados. Dios les estaba dando la oportunidad de convertirse en "Sus socios en la obra de la creación", [4] la más alta caracterización que se haya dado de la condición humana.
Esta es una idea que cambia la vida. El mejor regalo que podemos dar a las personas es darles la oportunidad de crear. Este es el único regalo que convierte al destinatario en un donante. Les da dignidad. Esto demuestra que confiamos en ellos, tenemos fe en ellos y creemos que son capaces de grandes cosas.

Pienso que esta perashá como nos dice Sacks se trata de dar a todo otro la posibilidad y la dignidad de dar y de crear pues fuimos creados a imagen y semejanza divina y es lo que .A. espera de nosotros. A eso vinimos y a crear de manera individual y colectiva. Suena fácil, normalmente limitamos la expresión de los otros y su dignidad en inconsciencia. Esta parashá nos ayuda a concientizar la importancia de darle espacio a todo otro para crear y quizá también para equivocarse y corregirse.

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