Un jarrito se ha quebrado,
mi corazón en pedacitos,
pequeñas lágrimas silenciosas.
No comprendieron mi alegría.
Me fui triste y sola a compartirla
con Dios. Mi llama interior
prendía las luces del ocaso,
quizás mañana comprenderán,
quizás mañana aprenderé
a transmitir su calor.
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