Grace Nehmad

jueves, 1 de agosto de 2019

El regreso

Me fui a un programa de hebreo a Middlebury y se trataba de una inmersión en la que sólo se valía hablar el hebreo. Fue intenso. No me lo esperaba y los primeros días causa resistencia y enojo. Después, fui feliz y me podía quedar a vivir ahí sin problemas. El paisaje y las comidas’ las actividades de canto, yoga y danza, las pláticas en hebreo en el comedor con las familias israelíes, las historias de vida de los maestros, pioneros del kibutz en Israel, todo fue un regalo inesperado. Yo misma expuse mi pintura y poesía y di un taller de Tanaj con pintura, todo en hebreo. Mi hebreo se estiró a niveles insospechados, pero también comprendí el trabajo que me falta. Me traje mis libros para estudiar y fortalecer y poder volver el próximo verano. Espero lograrlo. Ya de regreso ha estado intenso también porque participé en un congreso de filosofía, expuse, presenté mi libro y di una ponencia. El tema del otro y la migración internacional ha sido muy interesante y de gran actualidad. Fue un sueño, pero después sí me vino un cierto bajón’ ¿qué sigue? ¿Cómo concretar mi ingreso por tanto tiempo buscado?¿cómo lograr mi independencia? Los temas que enfrentar en casa, no ayudan, el extrañar, hasta el cuerpo extraña las caminatas y la comida tan sana. El trabajo desbordante me acecha y no es nada fácil concretar mis propuestas. El tiempo pasa y yo sigo acumulando profesiones sin ingreso. Me gusta tanto regalar todo que me pierdo. Siempre pondré el dinero al final y no está bien. Todos ponen el dinero primero, yo lo he puesto al final de la lista. Un equilibrio me sacude a gritos. ¿Dónde mi centro? Detrás de mi cama había una infame masa de suciedad y polvo, moví todo mi cuarto y lo dejé resplandeciente. Seguramente así encontraré mi centro. En mis experiencias recientes brotó mi capacidad como oradora multilingue, francés, español y hebreo fueron mis lenguas y me tradujeron al italiano. Un colorido y las posibilidades explotaron. Estoy convencida de haber conectado con una fuente universal divina de lenguas que emanaban de mi boca sin yo tener tiempo de concientizarlas. Después regresé a mi yoga en mi jardín y a mi midrash en shabat, qué paz, equilibrio añorado que debe echar luz a mis angustias.

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