En la veranda reside el tiempo
de las palabras secretas.
Para nosotros era el bosque.
Así aprendí de las historias
que me contaban los árboles
y todo tipo de insectos coloridos
después de la lluvia.
Ya nunca he dejado de escucharlas.
Aún atrapada en el tráfico más denso,
me vibran sus palabras que invocan
nuevos mundos, nuevos tiempos.
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