Hay relaciones entre el mundo de Proust y sus lazos familiares y los nuestros. Se trata de desinhibir a los lectores y seguir con las relaciones que aproximen mundos. Hay snobismos y tenemos que descomplejizarnos para lograr recorrer los pasajes del tiempo con alegría. Atrapamos sensaciones y saberes importantes en sus corredores. Se lee por extractos y se puede releer con atención en ciertos momentos. La idea es sumergirse en el texto y encontrar semejanzas con la propia vida. A mí me hace pensar en fiestas sin sentido que contienen a las mismas personas y se realizan sólo para perder el tiempo y ver quién fue y para qué. Es pura banalidad y con eso todo va pasando y en realidad nada pasa, es la desesperación y al mismo tiempo la gente quiere ser invitada a estas fiestas de nada que no llevan a nada pero ayudan a perder el tiempo y después recuperarlo hablando del evento hasta el infinito y la importancia de estar ahí. Proust tiene una ley general de las mentiras sociales y las debilidades. Por ejemplo, en la homosexualidad lo que se dice y lo que no se dice. Lo que se muestra y no se muestra. Ello nos hace reflexionar en el dentro-fuera de la vida y de cómo manejamos nuestras dualidades, cómo resolverlas. Aburrirse y no aburrirse y a la vez mostrarse y ocultarse con astucia. Sombras y reflejos. Entrar y salir a través de los túneles de la vida con imaginación y suspicacia.
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